Julio 22 de 2022
Apenas despuntaba el sol por las majestuosas montañas orientales y la ciudad ya estaba lista para reescribir la historia, en medio del estrepitoso ruido de los carros y del mismo afán que parece hacer melodía en los zapatos de los transeúntes en pleno centro de la capital.
El Parque de los Mártires nos da paso al encuentro de un mundo que se resguarda tras un portón de seguridad tomando el nombre de lo que nos hace recordar una Bogotá de labranza, de antepasados e indígenas: Bakata ‘hogar de paso día noche‘ allí donde el encuentro es con las historias que toman vida en los caminos de una Bogotá de noches frías y oscuras, una Bogotá en la que reposa la quimera de los sueños vagamundos que tímidamente se dibujan en esas manos que reflejan la crueldad del asfalto y una cobija que se arrastra al paso por las calles.
Inmerso, en un par de libros que toman vida al paso de su mirada cansada, se esconden sus arrugas y canas que logran capturar el enfoque del lente de una cámara que busca escudriñar en su vida, en una línea de tiempo que nos permite encontrarnos en el resguardo de lo que más se acerca a la fortuna de contar con un refugio…
Preguntas y respuestas hacen juego con los gestos nostálgicos que se suscitan con el recuerdo de un pasado escrito con crueldad en medio de la humareda de aquello que atenaza y arrebata las ilusiones, que envicia, calumnia y hasta juzga, así es la historia de Carlos, hombre oriundo de Pasto que acogido por Bogotá hace 62 años.
Empuñando su viejo bastón, se acomoda amablemente para contar sus historias tejidas en las calles, queriendo mejorar ambientalmente su casa ‘Bogotá‘.
¿Quién es Carlos Morales?
Una persona muy inteligente, osado y atrevido en los proyectos que se propone, me gusta las cosas perfectas, me da pena decirlo pero hasta siendo un delincuente fui bueno, soy un hombre increíble y soñador que ama la lectura y los retos
¿Carlos que es para usted Bogotá?
R/: ‘Bogotá es mi casa, es mi cobija, el mi lecho, Bogotá es esa mujer amable que me abraza sin importar lo que soy yo un ciudadano habitante de calle, yo pienso que esta ciudad se va a poner muy bonita, es una ciudad luz que necesita que cosas como las que ustedes hacen se repitan y se lleven sin medir quienes somos...
Un silencio entonces atraviesa por Carlos y lo lleva a retomar: “Estamos siendo crueles con Bogotá… Miren ustedes cuántas fábricas de consumo que nos llevan como fieras a conseguir y a generar basuras, ¡y yo sí que sé lo que es basura! Yo que he tenido que comer y buscar abrigo en las canecas….
Nos toca cambiar y dejar de golpearla, yo creo que si dejamos eso por una producción de alimentos Bogotá sería de lujo, con un medio ambiente seguro para las nuevas generaciones que no deberían tener hambre‘.
¿Qué son para usted los entornos ambientalmente saludables?
Para nosotros habitantes de calle es tener un sueño, un techo, para nosotros sí que es importante tener un ambiente sano, porque la calle es la casa, la calle es la protección. Afortunadamente ustedes como entes del Estado han volteado sus miradas a nosotros y eso nos alienta al menos a querer lograr los sueños, por ejemplo yo quiero ir a la universidad y aportarle a los que están en los escritorios mis ideas, sin manipulación, sin corrupción, con la experiencia que aprendí en la calle.
¿Y qué se puede hacer para que las nuevas generaciones vivan esa Bogotá de antes? Cree que todavía hay solución
Debemos pasar de la intención a la acción, el medio ambiente no tolera más… se nos están desapareciendo los bosques, debe primar el sentido común sobre los intereses personales, yo creo que debe haber políticas más filosóficas con tinte de nación…. Nos toca dejar de matarnos entre sí por conseguir una economía devorante, sigo pensando que el llamado es a producir con el respeto que se merece nuestra madre tierra.
¿Qué mensaje le da a las generaciones venideras ?
Los niños que son siempre vistos como el futuro de los países, del mundo, si que son coherentes en la percepción del medio ambiente, pero nosotros los grandes somos testarudos y no los apoyamos y entonces yo me pregunto ¿quién apoya a los niños?, estamos dispersos por lo que realmente nos da vida…
¿Carlos qué es la vida?
Es un espacio muy agradable y bonito en especial cuando uno trata de cuidar su entorno, sin importar lo tosco y áspero que pueda ser, pero la vida nos ayuda a componerlo de alguna forma… yo la he compuesto en la calle con experiencias increíbles, yo he aprendido rápido y mucho… créame que la calle es un monstruo que me hizo adaptarme, yo llegue con el taparrabos literalmente!
Yo llegué muy niño y aquí los enterré, pues el vicio se los llevo los consumió y yo los vi caer y desde entonces la calle se convirtió en mi madre y mi padre en pleno cartucho, me volví un ser viviente independiente en ese ambiente sucio e inclemente, yo siempre fui un delincuente en un entorno de hienas… Pero logre sobrevivir.
El reloj ya marca las 12 del mediodía y nuestro encuentro con Carlos y su historia de ciudad concluye con una sonrisa que se dibuja al preguntarle por sus sueños y proyectos, mientras lentamente afirma:
‘Yo no soy viejo porque se me arruga la piel, soy viejo porque se me frustran mis sueños, mis esperanzas mis proyectos y eso si me pone viejo‘.